En el hospital de campaña organizado en su masía, la madre de Miguel conoció un soldado franquista herido: Joaquín Vidal, de Salou. Durante estos meses ella lo protegió y le ayudó a curarse. Joaquín Vidal estaba muy agradecido. Los padres de Miguel pensaron que podrían hacer un pacto para ayudarse mutuamente si fuera necesario.