Incluso en medio de la oscuridad, en uno de los lugares más duros del planeta, se pueden abrir rendijas de esperanza que transforman vidas para siempre. En el campo de refugiados de Xatila, en el Líbano, la luz entró con en Majdi. Este pintor de fachadas palestino formó un equipo de baloncesto femenino para apartar a las niñas de un destino dramático que a menudo empieza con un matrimonio infantil y acaba en una espiral de maltratos, drogas y crímenes de honor.