Alessia, junto a la madre y el hermano pequeño, migran a Barcelona tras la explosión en la central nuclear de Chernobyl. Adaptarse a una nueva vida y una lengua no es fácil. Pero con la ayuda de maestros, amigos y familia, Alessia ve cómo se realizan sus sueños. "Mamá mirándome a los ojos me dijo: Alessia, no sufras, estaremos bien. Será difícil, sí, pero saldremos adelante".
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